La visión clásica del dentista, como la de ‘El Charlatán Sacamuelas’ de Theodor Rombouts (Museo del Prado), es la que pervive en el imaginario de mucha gente desde hace siglos, y es tan pavorosa como anticuada. Ir al dentista con miedo podía tener sentido con los tratamientos y tecnología antiguos, pero los avances de los últimos años han contribuido mucho a que pasar por la consulta de un odontólogo sea mucho más llevadero. Es más, hay que tenerle más miedo a no ir al dentista y sufrir las posibles consecuencias de no solucionar un problema de salud bucodental.
Sin embargo, el miedo está ahí, desde hace generaciones, y tenemos que tratarlo también. Estos trucos pueden ser útiles a la hora de llevar a una clínica dental a los más pequeños de la casa y, por qué no decirlo, también para los menos pequeños.
10 consejos para no tener miedo al dentista

- Planea bien la cita: Puedes fijar un calendario con tu dentista si van a ser varias sesiones, y te recomendamos que no lo pospongas más de lo estrictamente necesario. Cuanto antes vayas, menos tiempo tendrás que gestionar estos miedos.
- Si es por la mañana, mejor: Tanto si es para un niño como si es para un adulto, acudir a una cita por la mañana evita estar pensando durante todo el día la reserva que tenemos hecha para la tarde.
- Busca un dentista que te genere confianza. Para ello, recomendamos visitar la clínica antes de la cita concreta, y conocer al odontólogo que nos va a atender. Ya sabéis que nuestra clínica dental en Motril está en calle Nueva, y podéis venir a visitarla cuando queráis.
- Pide toda la información que necesites. Aunque parezca mentira, saber todos los pormenores de nuestra afección y todos los detalles del tratamiento que nos va a dar la solución nos puede tranquilizar, no sólo a los mayores, a los pequeños también. ¡No hay nada peor que la incertidumbre!
- A los niños no conviene llevarlos engañados. Es mejor decirles a dónde vamos y qué va a hacer el dentista presentándole con calma como alguien cercano. En cuanto salgamos de la clínica podemos alabar su comportamiento y su entereza. Con respecto a las recompensas, hay quien piensa que se pueden convertir en un ‘chantaje’, no las vemos convenientes.
- Planea la espera. No llegues demasiado pronto para que no se te haga larga, y desde el principio plantéate qué libro vas a leer, o qué disco vas a escuchar, o qué otra actividad vas a hacer. Con niños, puedes acordar qué juguete o juego llevar para ese tiempo.
- Llevar acompañante puede ser de gran ayuda, pero pensando bien en quién nos va a acompañar. Debe ser alguien seguro que transmita confianza, que no sienta miedo como nosotros y que tampoco minimice nuestra impresión.
- No sientas vergüenza: Si tienes miedo, dilo en cuanto entres por la puerta de la clínica. Si es una clínica dental profesional sabrán atenderte adecuadamente y tenerlo en cuenta, porque es algo normal.
- Escucha música durante el tratamiento. Habla con tu dentista y acuerda que mientras esté aplicándote un tratamiento o realizando una intervención puedas estar escuchando música suave con cascos. Así se te hará más corto.
- La última solución: Medicación. Si nada de esto funciona y el miedo a ir al dentista es profundo e irremediable, podrías plantearte recurrir a algún tranquilizante. Si es así, te recomendamos que antes lo comentes con tu médico de cabecera.