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Son muchos los pacientes de la clínica Fernández Abarca que vienen a asesorarse y, dado el caso, implantarse carillas dentales para remediar pequeños defectos en su dentadura. Las carillas de porcelana o de composite son los dos tipos más demandados y sirven precisamente para eso, disimular y corregir pequeñas imperfecciones como diastemas -huecos de separación entre piezas dentales-, grietas o astillamientos, decoloración o tinción, pequeñas roturas, dientes pequeños que muestran demasiada encía… Son sólo problemas estéticos, pero que complican la vida de los que los padecen llegando a provocar problemas de autoestima.
Un odontólogo profesional, tras estudiar el caso, es quien te recomendará si debes usar carillas de porcelana o de composite. Para empezar, habrá que descartar otro tipo de problemas que harían inviable poder llevar carillas dentales, tales como bruxismo o problemas de oclusión dentaria. Descartados los obstáculos, a grandes rasgos, una carilla de composite sería más recomendable para un defecto pequeño o menor, y las de porcelana se aplicarían en irregularidades más severas. Pero para entrar un poco más en detalle, vamos a relatar las ventajas e inconvenientes de cada una de las opciones.
Las carillas de composite se hacen a partir de una resina especial, similar a la que se emplea al tratar caries, moldeándola capa a capa directamente sobre el diente por parte del odontólogo.
Las carillas de porcelana son láminas muy finas diseñadas a medida en un laboratorio especializado, para su posterior colocación en la dentadura del paciente.